Cómo eliminar y evitar el moho de forma selectiva
Casi todos los propietarios de pisos o casas tienen que hacer frente a una infestación de moho tarde o temprano en su vida. El molesto pelaje verde o negro que cubre esquinas y nichos no sólo es antiestético a la vista, sino que también supone un riesgo para la salud que no debe subestimarse. En nuestro artículo podrá informarse sobre los peligros del moho y cómo puede no sólo combatir eficazmente las esporas fúngicas, sino también evitar específicamente nuevas infestaciones desde el principio.
El peligro sigiloso: el moho como desencadenante de muchos problemas de salud
Hoy en día, está científicamente demostrado que las esporas de moho son responsables de toda una serie de enfermedades, especialmente de las vías respiratorias. Si las esporas fúngicas se inhalan durante un periodo de tiempo prolongado, se acumulan en los pulmones y pueden desencadenar alergias, que a su vez suelen manifestarse como asma o tos crónica. Los dolores de cabeza habituales, los resfriados, el ardor en los ojos o los problemas para dormir también pueden atribuirse a una mayor exposición a las esporas del moho. Una vez que aparecen los síntomas, ya es hora de contrarrestar la infestación de moho inmediatamente.
¿Cómo se desarrolla el moho?
Los principales factores que propician la inoportuna formación de moho son la humedad y las fuertes diferencias de temperatura, que a veces pueden provocar condensación.
Las esporas del moho existen prácticamente en todas partes; si las condiciones son óptimas debido a una humedad suficiente, una temperatura ideal y un caldo de cultivo disponible, germinan y se desarrolla el moho verde o negro visible. Por lo tanto, para combatir o prevenir el moho, es absolutamente necesario eliminar estos factores. Debe prestarse especial atención al factor humedad.
El exceso de humedad en las habitaciones se produce de varias maneras: una ventilación insuficiente que permita la salida del aire excesivamente húmedo, un sellado insuficiente de las paredes, los llamados puentes térmicos (puntos débiles en el aislamiento térmico que provocan un elevado flujo de calor hacia el exterior y, por tanto, una menor temperatura de las superficies interiores), la humedad residual en los edificios nuevos, así como una distribución irregular de la temperatura en las habitaciones, por ejemplo debido a sistemas de calefacción deficientes (calefacción por convección, etc.) o al desplazamiento de nichos y paredes exteriores por los muebles.) o desplazamiento de nichos y paredes exteriores por el mobiliario, son algunos de los principales problemas.
Un problema común es también que a menudo se subestima la producción de diversas fuentes de humedad. Las plantas de interior, las secadoras de ropa, la olla hirviendo de la cocina o la fuente interior del salón, por ejemplo, pueden contribuir significativamente a aumentar la humedad, y los propios ocupantes también producen humedad: una persona dormida produce por sí sola entre 1 y 1,5 litros de humedad por noche.
¿Qué hacer para eliminar y prevenir el moho?
Es fácil deducir de los párrafos anteriores que el paso más importante para combatir el moho es reducir la humedad en las paredes. A corto plazo, el moho también puede eliminarse con los medios químicos o naturales conocidos, pero sin eliminar la elevada humedad, ya está preprogramada una nueva infestación.
La medida más importante es, por tanto, una evaluación del lugar donde aparece el moho: en primer lugar, hay que eliminar las fuentes de humedad evitables (plantas de interior, humidificadores eléctricos, muebles que crean nichos) y prestar atención a una ventilación regular y adecuada (lo ideal es al menos tres veces al día durante unos cinco minutos). Si la plaga de moho no puede combatirse sólo con estas medidas, es necesario examinar la situación del edificio: ¿penetra humedad desde el exterior? ¿La pared está suficientemente aislada térmicamente? ¿Podría ser la mancha un puente térmico? Sin embargo, las mejoras estructurales necesarias suelen ir asociadas a costes elevados.
Una forma más barata y, en la gran mayoría de los casos, igual de eficaz de combatir el moho y prevenirlo en el futuro es utilizar calefacción por infrarrojos. Los calefactores de infrarrojos calientan las habitaciones calentando -y por tanto secando- las paredes y los objetos de la habitación en lugar del aire. Esta forma de calefacción no sólo es percibida por la gente como mucho más agradable que el calor de los sistemas de calefacción convencionales, el punto de rocío en la pared también se desplaza hacia el exterior por el calentamiento de la temperatura de la pared y cualquier infestación de moho es así privado de la carga básica para el crecimiento – la humedad en la superficie interior de las paredes. Los calefactores por infrarrojos pueden utilizarse en cualquier tipo de habitación, incluidas las húmedas, como cuartos de baño o casetas de piscina, y pueden instalarse de forma rápida y sencilla, y sobre todo sin necesidad de cincelar ni realizar obras de reforma. Los edificios nuevos también pueden secarse rápida y eficazmente con calefacción por infrarrojos.
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